La lección que nos dejó Nike
Ayer, mientras paseaba por Bluffton, un pueblito en Carolina del Sur, me encontré con algo sorprendente. Aunque solo tiene una calle principal y unas cuatro cuadras, este lugar está lleno de tiendas de ropa, bares e iglesias, todo concentrado en un espacio pequeño. Lo curioso es que las tiendas de ropa venden marcas de diseñador, y los restaurantes, lejos de ofrecer la típica comida americana (que, por cierto, me encanta), presentan platillos que bien podrían competir con los de las grandes ciudades.
Les cuento esto porque cada vez que viajo, me gusta explorar tiendas locales para descubrir nuevas marcas y entender un poco más la cultura del lugar. Pero esta vez, en lugar de toparme con marcas desconocidas, me encontré con algunas que ya conocía, como Farm Rio y Kivari.
Esto me hizo reflexionar sobre algo que había leído recientemente: la importancia para las marcas de estar presentes en los destinos vacacionales de sus clientes. Después de la pandemia, buscamos más experiencias que antes, y esto ha representado un gran reto para las marcas, que ahora deben encontrar formas de estar presentes en lugares remotos como este.
Y esto me lleva a la lección que nos deja Nike. Si no conoces la historia o no viste mi último post, te cuento: el gigante del retail perdió 57 mil millones de dólares cuando decidió vender directamente a los consumidores a través de sus tiendas y sitio web, alejándose de sus socios mayoristas como Macy’s y DSW. La estrategia parecía prometedora: mayores márgenes, mejor control sobre la marca y acceso directo a los datos de sus clientes. Sin embargo, el costo fue alto. Nike vio cómo su participación de mercado disminuyó drásticamente.